“UNA
CENICIENTA MODERNA”.
Había
una vez, una chica muy bella, huérfana. Su nombre era Marina. Ella
pasaba día y noche obedeciendo los pedidos de su horrible madrastra,
una vieja viuda.
Marina
vivía con su madrastra y sus dos hermanas, las cuales eran malas con
ella. Estaba en 6º año de la secundaria y se había enamorado de un
chico que iba a su curso. Su nombre era Francisco.
Un
día, cuando Marina entró a su Facebook, vió que Francisco la había
invitado a una fiesta por su cumpleaños.
Ella
se emocionó mucho, ya que pensó que sería su oportunidad para
decirle a él que lo amaba.
¡No
vas a ir a ninguna fiesta! -le dijo su madrastra- ¡Te vas a quedar
limpiando todo!. Marina se sintió muy mal y lloró, ya que no quería
perderse la fiesta. Mientras que sus hermanastras, se burlaban de
ella: ¡Ja, ja!. ¡Cuando vengamos de la fiesta si querés te
contamos como estuvo!.
Llegó
el día del cumple de Francisco y Marina pensaba que todo estaba
perdido. Y le escribió en el muro a Francisco, ¡Felíz cumple!. Al
terminar de escribirle, apagó su computadora, miró hacia atrás y
vio que apareció un hada madrina.
-No
te preocupes- le dijo el hada. Vos también vas a ir a a fiesta, pero
con una condición. Cuando el reloj marque las doce tendrás que
regresar sin falta y tocándola con su varita mágica, la preparó
para la fiesta. Estaba irreconocible. Tenía un vestido hermoso y
unos zapatos con plataforma que la hacían ver más alta.
Entonces,
Marina llegó a la casa de Francisco, tocó la puerta y él atendió.
-¿Quién
sos? -no la reconocía, por lo que ella sólo le dijo ¡Felíz
cumple!-
Bailó
toda la noche con él, mientras que sus hermanastras no la
reconocían.
En
medio de tanta felicidad, Marina escuchó que eran las doce y decidió
huir. Salió corriendo y perdió uno de sus zapatos con taco de
plataforma. Francisco corrió para intentar encontrarla, pero lo
único que halló fue su zapato.
Al
no saber nada de ella, ideó un plan. Hizo un grupo en Facebook, en
la que había que responder una pregunta: ¿Qué perdió la chica que
bailó conmigo toda la noche? Fue así que todas las chicas del
colegio contestaban pero ninguna acertaba.
Hasta
que un día, Marina se cansó y decidió responder. Francisco al ver
que era ella, se quedó asombrado y se enamoró. Entonces decidió ir
a su casa, enfrentó a su horrible madrastra y le dijo que ya no la
molestara más a Marina. Y vivieron felices por siempre.
María
Eugenia Paez, Primer año “B”, turno tarde. (2012)
Del libro "Cuenta tus cuentos".