viernes, 4 de noviembre de 2016

Un día en la cárcel de Bower (romántico)


Un día, al amanecer en la ciudad capital de Córdoba, se encontraba un muchacho muy joven. Él había terminado sus estudios de profesor de educación física, hacía pocos meses atrás y había comenzado a trabajar en varias escuelas de la zona.
Una mañana yendo a dar clases a sus alumnos, iba caminando tranquilamente cuando ve a una joven caminando con su teléfono en mano. Sin darse cuenta, pasa un ladrón y le arrebata el teléfono a la muchacha. El joven empezó a correrlo varias cuadras cuando en un momento llegando a la calle, lo empuja para que caiga y quitarle el teléfono, cuando estaba cayendo pasó un vehículo y lo terminó arrollando.
La muchacha encuentra al joven tomándose la cabeza y con el celular en mano. El muy desesperado se lo entrega. Ella estaba muy asombrada con lo que había pasado y con lo que había hecho por ella. En ese momento, llega la policía y los testigos declararon que él había empujado al ladrón para que el auto lo arrollara, la policía esposa al joven y se lo lleva mientras tanto la muchacha quedó muy triste por lo que sucedió. El joven le dijo antes que se lo llevaran que él la iba a cuidar en todo momento.
La justicia le dictó al joven que tenía que pasar un día en la cárcel, ella decide esperarlo cuando salga.
Al día siguiente de haber terminado su día en la cárcel, la joven lo estaba esperando afuera. El muy asombrado la abraza, le agradece de corazón por esperarlo y por haber estado con él en todo momento.
Al tiempo después, ellos ya habiéndose conocido más, decidieron estar juntos por todo el amor que habían sentido desde un principio y él siguió haciendo lo que más le gustaba que era enseñarle a sus alumnos. Así estuvieron juntos y felices.

Quinto naturales, turno mañana.

El destino.

Un día muy hermoso con el sol espléndido, Lucila va a visitar a su hermano con su bella y amada Jazmín. Sin esperar una nueva oportunidad, el amor toca su corazón.
Un chico apuesto queda perdidamente enamorado de la hermana de su amigo. Lucila ante la declaración de amor que le hace Luís corre evitando cualquier mirada, lo que nadie sabe es que Lucila sigue perdidamente enamorada del padre de su bella hija Jazmín.
Un día Luís visita a Lucila con la mejor intensión, Lucila evitándolo, vuelve a reintentar moviendo cielo y tierra para encontrar esa persona quién ella había amado desde siempre. Sin ningún buen resultado, Lucila se siente con una extraña sensación por haber devuelto tanto malos tratos a una persona quien ella podía alguna vez amar tanto como al padre de su hija. Sin rendirse Luís toca una vez más a la puerta de Lucila, quien abrió no solo la puerta de su casa sino, que la puerta de su corazón. Con el amor en su mejor momento Luís toca sin querer la piel de su bella amada Lucila, sin poder explicar el sentimiento de amor a flor de piel le pide casamiento .Ella al caer tan profundamente en el amor de Luís acepta su propuesta .
En su momento más feliz y con tanto amor llega la peor noticia que podía recibir Lucila, el padre de su hermosa hija apareció asesinado por delincuentes .Lucila sabe que la única manera de salir adelante es refugiándose en el amor de su nuevo compañero de vida Luís de su hija y su hermano que son su única familia.


Cuento romántico: Alumna Alaniz Rocio. 5to. SA (2016)

Cuento realista “El escape de algunos”




            Esta es la historia de Matías, o como todos le decíamos, “el gringo”. Cuando entró al pabellón, se le notaba una banda que tenía miedo. Miraba para todos lados, y en un momento nos miró. A mí y a los muchachos nos hizo gracia y yo ya me imaginaba lo que le había pasado. ¿Cómo había llegado acá? Seguramente él no lo hizo. Lo engañaron, lo amenazaron para hacer algo lo suficientemente malo como para terminar con los "piores".
            Resulta que él no daba muchos problemas, no jodía a nadie y se escondía en su celda, de todos, todo el tiempo. Pero un día, no sé, me levanté, y fui a verlo. Era rarazo y los raritos me caían bien. Cuando voy caminando para la celda, pensaba con qué me iba a encontrar. Capaz que éste sí era un loquito, nomás que aparentaba. Entro, y lo veo escribiendo. Yo no me lo podía creer. A éste le conseguían un cuaderno y lapicera pero nosotros nos matamos por un pucho. Un poco caliente, le digo:
-Hola
-…
            El gringo no hablaba, pero, ¡cómo escribía, eh!
-¿Qué querés? No tengo puchos.
-Nada bolo, venía a verte. Te vi llegar y quería saber si ya te habían matado o algo ya.
-Ah, bueno, gracias por preocuparte. Supongo.
-¿Qué escribís?- le dije arrebatándole el cuaderno.
            Amagó como para resistirse pero tonto no era. Ahí, de cerca, pude ver las ojeras que tenía de no dormir.
-¿Qué es todo esto, chabón? Estás acá y te vas a morir acá y vos, ¿escribís poesía? ¿Sos gay?
-Vos no entendés el poder de la lapicera y el papel.
            Ciertamente, no entiendo. Estaba re loco y lo sigo pensando. Creo que lo último que ví de él fue su cuerpo, bañado en sangre y él, como tonto, abrazado a su cuaderno. Tan poderosos el papel y la lapicera, que no pudieron salvarlo. Ja.

Mismo cuento, versión romántica.
            La cárcel. El silencio no tiene lugar aquí, las paredes de concreto hacen retumbar los gritos e insultos y ni siquiera en mi mente encuentro la paz. Uno se termina rindiendo, para no morir, uno se adapta fingiendo ser algo que no se es. Pintar el rostro con rasgos feroces intentando infundir miedo y temor a cualquiera que te mire.
            Pero él no era así. El gringo entró esquivando la mirada de todos. Su piel blanca, resaltaba, iluminaba el lugar y contrastaba con todos. No hubo alma que no se detuviera a mirarlo y burlarse. Sus ojos detonaban miedo, cual niño cuando lo reprenden. Intentando seguir al guardia que lo guiaba a su celda, él se abría paso a través del mar de furia, de maldad sin razón. Tenía miedo, sí, pero la soledad no lo asustaba.
            La lapicera y el papel. Esa era su salida, el modo de volver a la realidad, de expresar sus sentimientos. Morir golpeado, abatido, era insignificante. El gringo sabía que el cuerpo perecedero era. Pero su mente y el alma merecían cuidado. En un lugar donde sólo reina el mal, un inocente pobre no tiene cómo escapar.


Victoria Azábal. Quinto año Naturales, turno mañana.