Había
una vez un rey que tenía un castillo enorme. Era el rey más
conocido en todo el mundo, pero un día se enfermó y los doctores no
podían hacer nada. Le dijeron al rey que su hijo no tenía cura.
El rey
muy preocupado contrató a una bruja para pedirle si podía curar a
su hijo. Entonces vino la bruja al castillo y le dijo al rey que su
hijo tenía cura, solo le tenía que tirar un hechizo. El rey aceptó,
pero lo que la bruja no le dijo es que a veces no funcionaban.
El rey
llevó a la bruja a la habitación de su hijo que estaba en la cama y
los dejó solos. La bruja preparaba su hechizo mientras el chico
agonizaba. Por fin la bruja terminó el hechizo y se lo lanzó. El
corazón del chico dejó de latir...
El rey
entró en la habitación y vio a su hijo así, el corazón no le
latía... pero ¡sorpresa! El corazón de su hijo comenzó a latir y
el rey sintió tanta alegría que abrazó a su hijo con todo el amor.
Le pagó a la bruja y organizó una fiesta y estuvieron más unidos
que nunca.
Leonel
Tosi. Primer año B, turno mañana.
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