PRIMERA
PÁGINA DE MI LIBRO DONDE DERRIBO LA BARRERA EN LA REALIDAD Y LA
FICCIÓN.
NO
TODO ES REAL, TAMBIEN PUEDE ESTAR EN TU MENTE.
El
18 de Junio de 1816, estaba sentada afuera, en el columpio de mi
patio. Mi café se había enfriado y quise entrar a casa a
calentarlo.
Yendo
a la entrada principal encontré un cuervo sin vida. No había
golpeado en mi puerta y no había nada que explicara su muerte.
Entonces
comencé a asustarme porque a las afueras del pueblo la gente decía
que había monstruos, otros decían vampiros y el resto espíritus
malignos. Cuando llegué a la cocina sentí una profunda mirada que
venía de la ventana de la cocina, estaba tan preocupada que fui a
armar mi bolso para irme por un tiempo. Entonces, vi a una persona
de negro que cerró mi puerta y lentamente se me acercó.
Al
acercarse noté sus colmillos y tres gotas de sangre en la camisa
de su cuello. En ese preciso momento, mi corazón se frenó y mi
cuerpo comenzó a empujarlo hasta lograr correr. Cuando mis manos
tocaron su cuerpo este hombre extraño se hizo polvo frente a mis
ojos. Corrí por el bosque para llegar al pueblo más rápido.
Sentí
otra vez esa mirada profunda detrás mío, cuando me golpeé con una
rama, tropecé y veo a una mujer queriéndome ayudar a levantar.
Alcé
mi mirada y me llamo la atención su palidez y mucho más su vestido
de novia. Me tildé viéndola, abrió su boca y me dijo que tuviera
cuidado porque la persona que más amo podría traicionarme. Ella,
por cierto, se llamaba Samantha Winifred.
Decidí
volver a mi casa a investigar sobre aquella mujer, cuando encendí mi
computadora y busqué en Google su nombre, comencé a leer que
Samantha era una bruja que se iba a casar con su prometido el cual
tenía un romance con Sabrina, su media hermana; el día de su boda
los encontró y decidió lanzar un hechizo donde a cada invitado se
atragantaría con su propio vomito de sangre. Cuando su madre se
enteró sobre su plan siniestro, le clavó una estaca de algarrobo
blanco con cenizas de roble en su corazón para que no dañe a nadie.
No
pude seguir leyendo del miedo que tenía, de saber que los espíritus
y vampiros existían. Ya se había hecho tarde así que me acosté a
dormir, me había tapado toda la cara y me había imaginado un día
común como cualquier otro.
En
una de esas, logré poder dormir y al día siguiente me di cuenta que
todo lo que había ocurrido el día anterior solo pasaba en mi mente,
solo tenía demasiado miedo que no me dejaron ver la realidad. El
supuesto cuervo era una paloma que un perro vecino se olvidó de
enterrar. El vampiro que estaba en mi pieza nunca fue una persona
solo fue mi abrigo que se había manchado con labial la noche
anterior, Samantha era solo una leyenda que mi madre me contaba para
que no saliera a jugar sin su permiso y tampoco la vi, solo vi una
estatua que se encontraba en mi jardín desde que tengo memoria…..
VIGIL
VALENTINA
5to Naturales, turno mañana.
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