Imagina la primera página de tu libro donde “derrumbes” la
barrera entre realidad y ficción, creando una historia donde puedas
ser todo lo que quieres.
Y ahí me encontraba yo, corriendo por el
bosque con todas mis fuerzas, debo admitir que me estaba cansando.
Por alguna razón o motivo no podía usar allí mis poderes, correr
era mi única posibilidad de escapar. Mi abuela siempre me había
protegido, sobre todo luego de descubrir mi gran habilidad para la
magia. Con ella podía ir de vacaciones a donde sea, hasta hacer
realidad todos los sueños que tenía al dormir por las noches. Eso
sí, tenía que ser cuidadosa, porque como mi abuela decía: “Toda
magia tiene su precio”. Había que usarla para hacer el bien y no
sólo para satisfacer mis
deseos
egoístas, debía cuidarme de todos aquellos que querían utilizar
mis poderes para hacer cosas que estaban prohibidas. Antes de usarla
pensaba si afectaría o alteraría al mundo en el que vivimos. Nadie
sabía de mi gran habilidad. No me quedaba otra que ocultarlo, ya que
todos mis familiares de lado materno, habían sido perseguidos por
personas malas que querían hacer lo que quisieran, sin importar las
reglas.
Yo
esperaba que no se dieran cuenta de mi linaje, pero fue imposible. No
sé cómo, Irina, la reina del pueblo, descubrió mi secreto. Ella me
pidió ayuda para salvar a su reino de una guerra que se aproximaba,
pero… ¿Contra quién o qué? Irina no era la única que ocultaba
cosas. Al descubrirlas empecé a plantearme severamente si estaba
peleando en el bando correcto, sí era ella de quien yo debía
protegerme realmente. Llena de pánico decidí huir de allí.
Fiorella
Berta
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