Había
una vez una princesa llamada Ramona que vivía en un castillo con
otras princesas que eran sus amigas y hermanas, y un dragón que era
su mascota, junto con un sapo.
Un
día fue a la máquina de hechizos que tenía en el zótano e inventó
un hechizo para casarse con un príncipe apuesto. Pero la posión del
hechizo se lo hechó al sapo y se convirtió en un príncipe perfecto
y soñado.
Fue
así que se casaron y tuvieron dos hijos y vivieron felices por
siempre.
Agustina Bazán.
Primer año “B”, turno mañana.
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