Era
una vez un lindo día, las abejas tomaban el nectar y la
llevaban a su colmena y la reina estaba muy mal porque las
flores no las regaban.
Un
día tuvo que dar una orden: mandar a los zánganos muy muy
lejos para traer nectar. Al llegar al lugar había varios
insectos y una araña que estaba tejiendo su tela gritó ¡intrusos!
Los
insectos se alborotaron y los quisieron capturar. Como no pudieron se
tuvo que armar una guerra y un escarabajo gritó ¡pelea!
Al
final los zánganos fueron capturados y la reina en su colmena
moría de haambre, se le acababa la miel y tuvo que hacer algo muy
riesgoso, mandar a sus obreras y ellas fueron muy valientes en decir
que si. Las obreras tuvieron que hacer el mismo largo viaje. Una vez
que llegaron había dos caminos y ellas, por seguir, a una abeja
caprichosa se perdieron.
Al
final lograron encontrar a los zánganos y así poder volver a casa.
La
reina dijo esa será una que nunca olvidarán.
Agustín Alvarez.
Primer año “A”, turno mañana.
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